martes, 14 de febrero de 2012

Carta de Hector Zagal a Andres Manuel Lopez Obrador

¡Paz y amor! Me atrevo a escribirle invocando sus nobles sentimientos.
Supongo que ya me perdonó por haber escrito el libro aquél, donde lo califiqué de demagogo. Me dicen que le disgustó mucho. La verdad es que sentí rete feo cuando acusó a los “intelectuales de derecha” de formar parte del complot contra usted. ¿Se acuerda? Fue allá por finales del 2005. Era la época en que usted brillaba como un rayito deesperanza en este tenebroso país. En serio, ojalá me haya perdonado.

Déjeme contarle que estoy de acuerdo con los rasgos generales de su República Amorosa. Me parece bien eso de la austeridad para la alta burocracia, del combate a la corrupción, y de la eliminación de los
privilegios fiscales. Si usted me promete que va cumplir esas tres puntos, yo le prometo mi voto. ¡Ya estuvo suave de que los poderosos no paguen impuestos! ¡Ya colmaron mi paciencia los funcionarios
públicos que nos avientan sus camionetas y escoltas en las calles!

Sólo tengo contra usted un reproche, una objeción insignificante y trivial: su mala memoria. Don Andrés Manuel, se le olvidan las cosas, y esa debilidad me preocupa un poco. Por cierto, yo también soy muy desmemoriado. El médico me recomendó comer pescado, porque el fósforo ayuda a la memoria. Le paso el dato, por si le resulta de alguna utilidad.

Le decía, se le ha olvidado que en el 2004 descalificó la
impresionante manifestación ciudadana contra la violencia. Miles de personas caminamos desde el Ángel hasta el Zócalo. Creo que fuimos unos cien mil y ni un solo acarreado. Se lo juro. ¡Híjoles!. ¿Se acuerda? Ni siquiera salió a saludarnos desde el balcón de su oficina Y luego se burló de nosotros tildándonos de “protesta de pirruris”. A mí no se me ha olvidado.

Otra anécdota. Según recuerdo, usted nunca se sintió muy cómodo con la división de poderes. ¿Me equivoco? Me preocupa que se le hayan olvidado las bonitas charlas que mantuvo con Genaro Góngora Pimentel,
por entonces ministro de la Suprema Corte de Justicia. ¿Se acuerda de la vez que lo vieron en El Cardenal con el ministro? ¡Qué rico chocolate sirven en los desayunos! Creo que usted se proponía reformar el poder judicial y armar un Tribunal Constitucional o algo así ¿No se acuerda? ¿Aún tiene ese propósito?

Señor López Obrador, un despistado como yo no puede echarle en cara sumala memoria. ¡Con decirle que se me olvida mi fecha de nacimiento!
Pero la memoria quebradiza suele acarrear consecuencias nefastas. Se lo digo por experiencia propia ¿Se acuerda de cómo le disgustó el Instituto de Transparencia del DF? No se le olvide cómo le hizo la
vida de cuadritos a la consejera María Elena Pérez-Jaén. Me acuerdo que usted nos explicó que con pegar cartelitos en los postes de la luz bastaba para garantizar la transparencia. ¿Le confieso algo? A mí
también me caen gordos los preguntones. Cómo dan lata esos reporteros que andan de metiches: que cuánto costó el segundo piso del periférico; que cuánto ganaba su chofer Nico; que cuánto le costó su méndigo relojito Tifanny, el que le regaló su secretario de obras
públicas; que quién pago se traje Hugo Boss (ese tan elegante que estrenó en una de sus conferencias mañaneras). No, si la gente es muy preguntona. No dejan trabajar a gusto. Ojalá no se le haya olvidado los problemas que provocan los institutos de transparencia. ¡Hay que meterlos en orden!

Esa mala memoria le juega trastadas. ¿Se acuerda de su secretario de finanzas apostando en Las Vegas? Y usted, ni enterado. Lo comprendo: el exceso de trabajo, las desmañadas, las reuniones. Pero ahora sí todos sus colaboradores son impolutos. Ninguno de ellos ha utilizado sus influencias para hacer negocios personales, ni practican el clientelismo, ni venden puestos en los tianguis, ni invaden las barrancas, ni pasan lista en los mítines. Usted se junta con pura gente de bien. Estoy seguro de que no le vuelven a meter un gol en su gabinete. Por si las dudas, no se le olvide aplicarles el polígrafo a todito su personal de confianza. No vayan a circular videos donde sus colaboradores reciben fajos de dólares de un honrado empresario. ¿Para qué darles pretextos a los que arman complós?

Mire, otro ejemplo de su mala memoria. ¿Ya se le olvidó el poco caso que le hizo al metro? Los auténticos políticos de izquierda privilegian el transporte público, pero usted se enfocó en el transporte privado. Los intelectuales burgueses le agradecemos el segundo piso del periférico y los puentes de Santa Fe. Yo los uso mucho con mi coche. Sin embargo, a veces me remuerde la conciencia de ver la amolada que se lleva la gente que viaja en peseras? ¿Por qué no puso en orden a los microbuses? Hubiera sido muy democrático promoverel transporte público en lugar de promover el uso del automóvil. Menosmal que al final de su mandato construyó una línea del metrobús. ¿Nohubiese sido mejor concentrarse en el transporte público desde elcomienzo de su gobierno? Por cierto, ¿por qué no construyó un metroelevado en el periférico o, de perdis, un camión?

¡Si será usted desmemoriado! Acuérdese de cuando se plantó en Reforma. Conocí a dos meseros que se quedaron sin chamba, porque usted cerró la calle. Claro, eran daños colaterales de su lucha justiciera. Y a todoesto, nunca supe cómo se pagaron las carpas. Un amigo mío, uno delcompló de la derecha, me vino con el chisme de que el DIF del DF las pagó. Yo le expliqué a mi amigo que estaba equivocado, puros chismes
de la “mafia del poder”. Don Andrés Manuel jamás permitiría desviar recursos públicos para su provecho particular.

Oiga, ¿y ahora sí va a aceptar ir al debate con los otros candidatos?
¿Ya se le olvidó que usted no quiso asistir al debate en tele? La regó muy feo en el 2006. Ya ve, se confió, y le comieron el mandado. Su ausencia en el debate fue clave. ¿Sabe? Lo peor es que ahora se la van a aplicar a usted. El licenciado Peña Nieto teme el debate. Al joven Peña no le gusta salirse del guión de su telenovela. Estoy seguro de usted lo despedazaría frente a las cámaras. Pero, ¿con qué cara le va a reclamar usted al PRI que el joven Peña evada la discusión pública?

Licenciado López, la memoria le falla. ¿Se acuerda cuando mandó al diablo a las instituciones? Caray, yo también descreo de ellas; pero no sé… me temo que a usted se le pasó la mano. Se colocó encima de los tres poderes de la Unión. No se me olvida cuando dijo, parafraseando la Biblia, “que la ley es para el hombre, y no el hombre para la ley”.

También se le olvidó cómo le disgustaban las preguntas incisivas en sus conferencias mañaneras. Es lógico. Eran de madrugada y a esa hora todos andamos de mal humor. Acuérdese de su frase “lo que diga mi dedito”. La usaba cuando le planteaban preguntas críticas. Su actitud era muy poco republicana. Don Andrés Manuel, usted parecería un príncipe concediendo audiencia a sus súbditos, no un servidor público
informando a los ciudadanos.

Por cierto, también se le olvidó explicarnos cuánto dinero le metió su gobierno al desarrollo de Santa Fe. ¿No urgía más la infraestructura a Iztapalapa y Tláhuac,? ¿Se acuerda de esas cenas, casi secretas, con
ciertos empresarios del rumbo? Nunca nos contó de qué habló en ellas. ¿De los terrenos de Santa Fe?

Bueno, licenciado, no le quito más su tiempo. Espero que, si usted gana, no se le vayan a olvidar sus promesas de campaña. Este país necesita funcionarios públicos honestos y cumplidores. Los mexicanos no necesitamos príncipes de telenovela ni mesías desmemoriados.

Un abrazo fraternal

Héctor Zagal

@hzagal


Héctor Jesús Zagal Arreguín (6 de junio de 1966), es un filósofo y escritor mexicano especializado en Aristóteles. Ha escrito libros sobre ecología, ética, gastronomía y cultura. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Navarra, con una tesis sobre la epagogé en Aristóteles y ha escrito varios artículos y libros sobre Áristoteles. También ha escrito sobre diferentes temas de cultura, política, historia del arte y literatura. Ganó popularidad durante las elecciones generales de México de 2006, cuando escribió dos libros sobre dos candidatos.

Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Ha tenido estancias postdoctorales en la Universidad de Notre Dame y en la Universidad de Navarra, España. Ha sido conferencista invitado de distintas universidades de Europa, Estados Unidos de América y Latinoamérica. Además de su investigación filosófica realiza un continuo trabajo en la difusión de las humanidades y su aplicación a la política, la cultura y la empresa.

Es editor de la revista de filosofía de la Universidad Panamericana Tópicos. Es miembro del consejo editorial de la revista filosófica Themata (Sevilla, España); de la revista Logo (de la Asociación Española de Estudios sobre Lengua, Pensamiento y Cultura Clásica). Fue miembro del comité de Ciencias Humanas y de la Conducta del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt) y miembro del consejo de dirección de la revista Istmo. Actualmente es miembro de la comisión dictaminadora del Instituto de Investigaciónes Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1997 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo “Raúl Rangel Frías” en coautoría con Luis Xavier López-Farjeat con un trabajo sobre la identidad nacional, que fue publicado con el título Dos aproximaciones estéticas a la identidad nacional. Con ocasión del centenario de Borges compiló el libro Ocho ensayos sobre Borges.